Esta capilla, inaugurada en 1928, ofrece decoración y mobiliario llenos de significado y símbolos, que son otras tantas invitaciones a la interiorización, la reflexión, la meditación y la oración. Las paredes están cubiertas de exvotos.
En el coro de la capilla, la parte inferior del altar representa una Natividad donde Santa Teresa ofrece una rosa al Niño Jesús.
En la parte superior, una escultura muestra al Niño Jesús colocando una rosa en la mano izquierda de Santa Teresa que, con la derecha, la extiende por el suelo. El Niño Jesús está junto a la Cruz, signo de Salvación. El velo de la Santa Faz nos recuerda la Pasión de Cristo y el nombre de Teresa: Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz.
A la derecha del altar, el relicario de los Santos Luis y Celia y su hija Santa Teresa está fijado sobre una placa de vidrio. Los contienen tres tubos de bronce y oro: encaje cincelado para Santa Celia que recuerda su trabajo como encajera, engranajes y manecillas de reloj para Luis y en el centro una rosa cubre el que alberga las reliquias de Santa Teresa.
En la pared lateral derecha se abre la cámara nativa. La puerta asume el símbolo del paso a otro espacio. Retirado de las ventanas, el marco de la puerta permite el paso de la vista, haciendo accesible el espacio interior del dormitorio. Sobre el bronce, el texto confronta el misterio de la vida y la muerte: “Aquí, la vida y la muerte se codean. La familia Martín aprendió a amarse y a abandonarse a la providencia”.
Los tres escalones, con las palabras Dios servido primero – Amor y confianza – Justicia y caridad te invitan a subir al cielo. Estas palabras son la traducción de orientación de vida de los santos Luis y Celia Martín.